LA CASA DEL VILLAR
En Villar de la Encina (Cuenca), a 170 km de Madrid y 80 Km de la ciudad de Cuenca, en encuentra La casa del Villar.
Villar de la Encina es un pequeño pueblo de la comarca manchega de “El Záncara”, enclavado en la Ruta del Quijote y en la Ruta de los Castillos, ambas con gran contenido histórico y cultural.
La Casa del Villar es un Complejo de Turismo Rural construido a partir de la rehabilitación de un antiguo caserón de labranza del siglo XVIII, sobre un terreno de 1.720 m2.
La casa conserva la tipología y la mayor parte de sus elementos constructivos originales. Se ha reproducido la estructura de la antigua cubierta de madera, que los techos dejan a la vista. La mayoría de las paredes y muros exteriores muestran su construcción primitiva de piedra.
El resultado es un ambiente acogedor, rústico y tradicional, combinado con la calidad y elegancia de maderas nobles y forja en su decoración.
En Villar de la Encina (Cuenca), a 170 km de Madrid y 80 Km de la ciudad de Cuenca, en encuentra La casa del Villar.
Villar de la Encina es un pequeño pueblo de la comarca manchega de “El Záncara”, enclavado en la Ruta del Quijote y en la Ruta de los Castillos, ambas con gran contenido histórico y cultural.
La Casa del Villar es un Complejo de Turismo Rural construido a partir de la rehabilitación de un antiguo caserón de labranza del siglo XVIII, sobre un terreno de 1.720 m2.
La casa conserva la tipología y la mayor parte de sus elementos constructivos originales. Se ha reproducido la estructura de la antigua cubierta de madera, que los techos dejan a la vista. La mayoría de las paredes y muros exteriores muestran su construcción primitiva de piedra.
El resultado es un ambiente acogedor, rústico y tradicional, combinado con la calidad y elegancia de maderas nobles y forja en su decoración.
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En el corazón del casco histórico y monumental de Cuenca se alza un singular edificio, construido en el siglo XVII como monasterio y más tarde "Colegio de los infantes de Coro de San José" donde las mejores voces infantiles de la región ensayaban sus cánticos para el posterior deleite pastoral de todos los feligreses de la Catedral.
En 1983, Jennifer y Antonio Cortinas reabrieron las puertas de la posada conservando al máximo su carácter y sencillez con el objetivo de recibir al caminante actual y ofrecerle la esencia de la cultura y hospitalidad de estas tierras.
Gracias a su buen hacer resulta fácil impregnarse de esta armonía vital; basta con observar la rustica y acogedora decoración de sus centenarias paredes, degustar los manjares típicos de la tierra y como no, deleitarse con su privilegiada situación asomada a la Hoz del Río Huecar.
Esta extraordinaria situación nos permite disfrutar de una vista cambiante gracias a la influencia de la luz, con sus amaneceres y ocasos; una de las más bellas e inolvidables imágenes de esta ciudad, Patrimonio de La Humanidad.
En el corazón del casco histórico y monumental de Cuenca se alza un singular edificio, construido en el siglo XVII como monasterio y más tarde "Colegio de los infantes de Coro de San José" donde las mejores voces infantiles de la región ensayaban sus cánticos para el posterior deleite pastoral de todos los feligreses de la Catedral.En 1983, Jennifer y Antonio Cortinas reabrieron las puertas de la posada conservando al máximo su carácter y sencillez con el objetivo de recibir al caminante actual y ofrecerle la esencia de la cultura y hospitalidad de estas tierras.
Gracias a su buen hacer resulta fácil impregnarse de esta armonía vital; basta con observar la rustica y acogedora decoración de sus centenarias paredes, degustar los manjares típicos de la tierra y como no, deleitarse con su privilegiada situación asomada a la Hoz del Río Huecar.
Esta extraordinaria situación nos permite disfrutar de una vista cambiante gracias a la influencia de la luz, con sus amaneceres y ocasos; una de las más bellas e inolvidables imágenes de esta ciudad, Patrimonio de La Humanidad.
